martes, 8 de septiembre de 2015
Mientras postulo a trabajos
Odio trabajar, y no lo odio sólo por la esclavitud que conlleva a las horas de libertad. Lo odio porque se ha armado todo un sistema de esclavitud frente a ello. Odio que para ir a buscar un trabajo haya un codigo implícito de cambiar de vestuario. Odio que haya un lenguaje formal. Odio que cueste tanto. Odio que aunque uno posea un talento que pueda ser útil para alguien que lo necesite, haya que hacer una serie de maniobras para llegar a realizarlo. Odio que en cualquier parte del mundo la lógica sea la misma. Que incluso los indigenas llegarona prostituir su creación a cambio de dinero. Odio que el voluntariado sea una explotación con requerimientos técnicos. Odio que sea tan valorado. Y odio, por último, que yo, sin haber nacido ni haber sido participe de tan macabro invento, no pueda tener opción a esta realidad
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