Pareciera que en esta conmemoración un nuevo aire de justicia deja más tranquilo a los intranquilos de siempre, pareciera que hoy ya no hay gente pro dictadura, las viejas fachas de antes ya no existen más que como chiste desagradable, pero queda en cambio ese intento de unidad nacional, esa sensación de acuerdo colectivo: todos estamos en contra de la dictadura, todos creemos que fue un error matar gente, sin embargo a 40 años es momento de dar un paso adelante y buscar lo que nos une como chilenos
En los programas de tv ya poco se guarda, Londres 38 pide que los torturadores hablen, y eso ya poco importa, porque la información de los horrores ya todos la sabemos o la imaginamos, Nos muestran como se violentó la vida, como se marcó para siempre con heridas a muchas personas, como funcionaban las dinámicas militares. El temor de la población ya no se oculta, ahora por fin se reconoce y se habla en televisión. Entonces los políticos y personajes mediáticos no defienden lo indefendible, se reconocen avergonzados de un pasado, se revelan ante el viejo jefe, y hablan los que tienen que hablar y las masas a través de los conductores agradecen la verdad, agradecen que ya no se oculte lo que todos sabíamos, por familiares, amigos o rayados en las calles.
Listo, asumida la realidad, el pasado ya parece tomar forma, sin embargo el pasado no es más que un recuerdo, y hasta ahí llega la función de los medios, hasta ahí llega londres 38 y los familiares de detenidos desaparecidos, entonces la frustración actual pareciera ser menor, pareciera que la represión policial en las actuales marchas fuera una copia buena onda de lo que pasó hace 40 años, y peor aún, pareciera que la represión policial fuera el limite de lo que se añora. ¿Necesitamos libertad para marchar? Pareciera que lo que nos une como chilenos es el fútbol y la queja al transantiago, es decir, nos une el nacionalismo disfrazado de deportes, esa sensación de pertenecer a un algo, a un grupo mayor, de sentirnos como masa con un enemigo en común, y el transantiago es nuestro derecho a transportarnos a las obligaciones del sistema, para poder surgir seguramente. Pero ¿esto es cambiar algo? esto es alimentar el sistema, le pedimos al sistema que funcione, le pedimos a Pinochet que haga las cosas bien, Nos conformamos con las disculpas de Piñera, sin darnos cuenta que sus tarjetas de crédito es el actual método de tortura. Pedimos a gritos una educación de calidad, que nos enseñe a ser profesionales para contribuir gozosos al sistema neoliberal.
Han pasado 40 años del golpe y miramos atrás para ver lo horrible que fue, sin embargo, no hay que mirar atrás para saber lo terrible que fue el golpe, Vivimos a diario el golpe, vivimos la violencia, la tortura, la violación. Entonces toma sentido la actual posición de los políticos y autoridades. declararse partidario del golpe sería una estupidez por el sólo sentido de consecuencia moral, pero nadie necesita ser consecuente, mejor dí que te avergüenza y que lo condenas, total tu riqueza ya está intacta, total eras chico y te creerán lo de que no fuiste parte, total la gente cree que habiendo menos muertos, la dictadura deja de serlo. Es fácil hacer creer que la dictadura ya pasó y que hoy sólo es parte del recuerdo, lo dificil es asumir que esta guerra nunca terminó, que aún seguimos siendo detenidos y maltratados de todas las formas posibles, tanto en colegios, fábricas, malls, hospitales, comisarias y por supuestos, los más folkloricos de chile, las cárceles. Sin embargo, más alla de toda la búsqueda de reconciliación, reconocer el pasado tiene una función más importante
Mirar atrás y reconocer las aberraciones no es sólo hacer empatía con las victimas, es también, volver a proclamar al victimario. En verdad la dictadura no es la vergüenza que hacen ver los medios, no es el nunca más, no es la pena de chile, la dictadura en verdad es el orgullo del sistema, es el triunfo del neoliberalismo, es el recuerdo del miedo. Sacar a la luz los vejámenes sanguinarios, no es hacer justicia, es decirte: esto es lo que hicimos, y aún estamos acá. Es una provocación, es decir, te quieres revelar? aún estamos aquí por si intentas hacer algo que vaya en contra del sistema, sólo inténtalo y nosotros estamos preparados, es en verdad la propaganda del miedo, es asumir que la amenaza es constante. Entonces da lo mismo que digan palabras de arrepentimiento los de un lado o el otro de la política, pues no es necesario que digan nada, ellos fueron partidarios, y que digan hoy que se arrepienten, es la forma de decir que en cualquier momento vuelven, es decir, ahora ya no torturamos, pues tenemos una economía que cuidar y eso nos quita el sueño, ya no son los marxistas, pero si eres capaz de desconcentrarme, lo más probable es que tenga que salir de mis casillas y volver a ponerte en tu lugar.
La dictadura es a la vez el silencio de la otra historia, esta es nuestra verdadera pesadilla, esto es chile, esto es nuestro pasado, es la represión y el fracaso del pueblo, es la historia de los triunfadores, es la eterna violación de las victimas. Hoy a 40 años, aún seguimos violandote y mírate, ni tus padres y abuelos hicieron algo, seguimos violandote, mientras te cagas entero. ¿Qué vas a hacer?
Y de verdad pensamos que siempre fuimos victimas, que siempre nos golpearon, que siempre se destruyó la sola idea de hacer algo distinto, por suerte, no lograron quemar todos los libros, por suerte existe aún la otra historia, por suerte sabemos que aún existe la otra historia, no la de los libros escolares, sino la de las bibliotecas populares, la de los barrios, la de la memoria de gente que hacía, y no la gente que temía, por suerte antes del 70 hubo gente, hubo obreros, existió la IWW, existió la FECH, existió la CUT, por suerte existieron las asambleas barriales, por suerte no nos queda solo el fracaso, sino la verdadera historia, la de que para que haya represión, primero debe existir a quién reprimir, entonces renace el orgullo y la fortaleza, entonces entendemos que si, fuimos violentados, y que lo seguimos siendo, sin embargo es porque aún seguimos vivos, y no se puede torturar a un muerto, porque seguimos siendo una molestia, y así como las revueltas del 47 y la huelga general del 51, aún tenemos sangre de los araucanos, asumiendo la guerra, asumiendo que no hay detenidos desaparecidos, sino guerreros que murieron en la batalla, de una guerra que aún no termina, y no es parte de la historia, sino parte de nuestra actual consciencia, que el zarpazo aún espera y que somos todos llamados a esa revolución urgente. Asumiendo que ver a un tipo en la tele diciendo que hay unidad, significa que estamos viendo a un enemigo, y que nosotros no queremos reconciliación, que no hay unidad mientras existan los enemigos, que todos los muertos no se olvidan, ni los de ellos ni los nuestros, que seguimos vivos y somos muchos más que los que salen en tv, somos muchos más de los que vamos a marchas, somos muchos más que lo que las estadísticas dicen, somos más que los militantes de partidos, somos todos los que nacimos descontentos, los que no nos acostumbramos a la realidad, a lo que no seremos nunca del chile unido, porque no queremos unidad, ni queremos ser chilenos, porque no creemos la historia, ni creemos en lo que nos dicen, queremos el cambio completo y esperamos atentos el momento para actuar.
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