Me iré en poco, de lo que me vine hace un año, me voy de lo que tiempo atrás era un objetivo de vida, y no aprendí de cine todo lo que podría haber aprendido, aprendí mucho y lo disfruto, lo siento, lo vivo, el cine se volvió de ser un entretenimiento a ser una forma de vida, las libertades expuestas en su expresión absoluta y el cine es la gente que me acompañó, gente de la que no quisiera alejarme, pero que alejarse es parte de la consecuencia de vivir. Soy feliz en momentos como éste, sintiendo que quiero a tanta gente y sentir mucho cariño, sintiendo que las libertades se viven en cada segundo y no en el objetivo de vida. Hoy estaba con anitateje y nos vamos ambos, cada uno a distintos lugares y cada uno sufre de volver donde está la opresión familiar, pero nos vamos porque más vale irse que quedarse pegado siempre en algo que creíste que era lo importante, eso, lo importante es subjetivo y quizás no se trata de felicidad, sino de hacer lo que sientes que tu cuerpo pide, a mi me pide la compañía de la persona a quien quiero, hacer vida, la misma vida que estoy haciendo pero ahí, hacer los mismos proyectos que acá hago, pero allá, hacer crecer los lazos que acá se armaron pero con más personas, y es que hay tantos habitantes del mundo y cada uno tiene algo especial, y quiero estar en más partes que sólo uno, quiero ser libre y siempre estar donde quiero estar, abrazar y saber que cada abrazo es distinto, en éste momento me siento feliz y quiero ser muy feliz siempre, quiero alejarme de todas las recomendaciones, aunque sean buenas y en mi beneficio, quiero equivocarme si es lo que me dan ganas, quiero desarmar los proyectos cuando nazca uno mejor. Pienso en Pancho, aquel compañero de casa del año pasado que éste año no volví a ver y en la libertad con que vivía, ese ser "cualquiera" que todo lo que da lo mismo le daba lo mismo, que no dormía en noches pensando en algo maravilloso y dormía días enteros porque su mente estaba mejor, el que quería vivir en un árbol o sobre una planta de agua, el que quería comer palomas porque era más natural que comer salchichas. Pienso en Daniela, pero ya casi no es relevante porque no pasa un minuto en que no piense en ella, y volver no es una travesía, porque quedarme sería una locura sabiendo que a cada rato quiero estar con ella, que en cada personaje encantador de película la veo a ella, en cada frase que pienso, en cada amigo que saludo, en todo lo que quiero hacer, es que en todo lo que hay amor, en lo que yo proyecto amor es porque se relaciona a ella, es que es ella esa persona que hace que sienta armonía en éste caos de vida.
Me voy, en unos pares de días me voy, y no me arrepiento de nada, los días en Buenos Aires, con su olor a basura y su subte ahogante los disfruté a plenitud, las personas que vi y los que no vi, los que hacen lo que quieren y los que no lo hacen, pero pensando en que pronto lo harán. Si la vida no es hacer lo que tienes ganas de hacer, entonces la vida no tiene sentido. Me siento bien, quiero estar acá en éste momento y acumular besos para cuando sea adecuado.
Soy muy feliz, y creo que no podría verbalizar de ningún otro modo este sentimiento.
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