martes, 6 de octubre de 2015

El turista

Cuando uno viaja, reconoce de inmediato al turista del viajero
El turista no recorre si no es con una cámara de fotos.Recorre sólo para mostrarlo, para guardar evidencias de que vivió algo que en realidad jamás vivió. El turista no recorre más que las zonas recomendadas por las agencias de turismo y su mejor amigo siempre será la policia.
El turista no se interesa en aprender el idioma del lugar que visita, busca sólo una postal que se adecúe  a lo que busca. No quiere sorpresas, quiere espacios conocidos, esperando que se parezca al sitio que le mostró la postal.
El turista no tiene amigos en los sitios a visitar, tiene empleados, a los que se les paga para que sean amables, para que sonrían, para que cuenten su vida, para que se saquen fotos, para que presten sus hijos disfrazados de autóctonos.
El turista no vive en realidad, paga para vivir experiencias controladas, paga para la falsa ilusión de vivir peligros, de compartir con la normalidad del sitio, paga por un plato que se parezca al que de verdad come la gente en la calle. Paga para caminar por las calles donde transitan los explotados, paga para ver cómo han sido las explotaciones más célebres, paga para conocer como se asesinó, como se violó, como se robó, paga para conocer una historia alterada y paga para ver cómo su clase y su raza sigue violando, asesinando y robando a la otra clase, a la de los explotados, a la de los incivilizados.
El turista es la libertad del capitalismo, es la libertad del vencedor, es la continuación de la historia de los invasores, ya no con biblia y espadas, ahora con una cámara y un dolar; Te pone el dolar al cuello y amenaza al salvaje, pues sabe que no podrá resistirse, sabe que lo quiera o no, el esclavo está ahí para servirle.

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