domingo, 3 de febrero de 2013

A partir de Fromm

Cito a Fromm:
"..Freud aceptaba la creencia tradicional en una  dicotomía básica entre hombre y sociedad, así como la antigua doctrina de la maldad de la naturaleza humana. El hombre, según él es un ser fundamentalmente antisocial. La sociedad debe domesticarlo, concederle unas cuantas satisfacciones directas de aquellos impulsos, que al ser biológicos, no pueden extirparse; pero en general, la sociedad debe purificar y moderar los impulsos básicos del hombre...
...(Freud) Eligió el termino sublimación para señalar esta extraña sublimación  que conduce de la represión a la conducta civilizada. Si el volumen de la represión es mayor que la capacidad de sublimación, los individuos se tornan neuróticos..."


De acuerdo a esto (y ya que justo cuando leía esto, discutía con mamá y mi hermana) pensaba en esa adecuación respecto a la familia. Pensaba en las alumnas del colegio y su entusiasta e inocente alegría por ser reprimidas constantemente (también se puede ver esa miserable alegría  pero ya no inocente, en cada una de las personas que dicen que "el trabajo dignifica") la gente pareciera disfrutar de esa represión y me preguntaba en contraparte quienes no son los reprimidos... y ellos son precisamente los antisociales denominados por Freud, son los que han recibido distintos nombre: piratas, ladrones, gatos, rateros, mendigos... todos los que no pertenecen a la sociedad.

Cuando nacemos en familia (sin hablar de buena familia, pero sí, refiriéndome a una familia que la iglesia considera adecuada) tenemos incorporada dos sensaciones, la culpa y el deber. La culpa la transmiten los padres, pues ellos cedieron la vida que tenían por la vida de mierda que comenzaron a vivir cuando llegaron los hijos o cuando decidieron formar familia: "por tí deje de salir; tuve que empezar a trabajar; deje de ver a mis amigos; antes me iba largos periodos a la playa" perdón papá, perdón mamá, eran más felices antes de mi.
Y el deber nace en directa relación a la culpa, si papá así lo hizo y esta es la única concepción de felicidad que conozco, entonces debo hacer lo mismo. Si papá cambio al 100% su vida es que debe haber tenido razón. No puedo fallar, pues ya tengo 17 años y si no fuera por ellos no estaría acá.

La deuda que crean los padres por la vida es el más morboso y repugnante acto de egoísmo que puede llegar a producir un ser humano (seguramente lo aprendió de la creencia de dios y el eterno agradecimiento que le debemos por el sólo acto de haber nacidos). Con esta deuda los padres se adueñan de las decisiones que tomemos en toda la etapa de energía y rebeldía, con la deuda logran reprimir todo acto de discernimiento propio, al menos hasta que nos incorporemos al trabajo y seamos una masa carente de vida.

Los hijos bastardos, los producto de violación, los producto de calentura instantánea, los hijos mal alimentados, los criados como vándalos  todos los que no fueron esperados, ellos son los que  realmente crecen libres, ellos son los pajaritos que no le temen a la muerte, porque nunca se deseo su vida, ellos no temen a rebelarse, ellos no conocen autoridad, ellos respetan al que se gana su respeto y no al que se impone como un mayor, ellos son los libres, ellos son los antisociales. Ellos son la sociedad libre que anhelamos, los que realmente hacen los cambios, porque no están arraigados a esta inmunda sociedad, porque no tienen a quien ni qué agradecer, ellos poseen la mirada objetiva del que nunca fue morbosamente obligado a agradecer, pues nunca nada se le dio.


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