lunes, 2 de julio de 2012

Y en este momento parece que chateo con pura gente que como yo se borra la mente con alcohol... igual es bueno porque así no es tan patético estar haciéndolo solo.


Pienso siempre en Daniela como el mismo fantasma, y hablar con ella se volvió enfermedad, porque ya no es cotidiana, sino un fantasma que a pesar de estar a una cuadra de distancia, está más lejos que cuando estaba en Argentina y hablábamos.


Mi hermana a dos metros de distancia pone en face que ha empezado la lluvia y es mentira, tengo la ventana abierta y no llueve, escucho música que me hace sentir conectado con otras cosas, es esa tipica busqueda que uno tiene cuando anda mal.


Quizás todos estamos un poco enfermos, hablo con Claudia, Ignancio y la Nanci y estamos todos un poco muertos, un poco borrachos, un poco esperando algo que no sucederá. Creo que Claudia espera algo de mi, y es desesperante, me hace mucho daño, pues quisiera que todo el mundo fuera felíz, pero mi felicidad en este momento sería que Daniela despertara en un momento y me extrañara, que sintiera que lo que hubo fue algo lindo, y que ahora podemos ser amigos.


El vino es depresivo y las pastillas que tomo son para lo contrario. a la vez no quiero dejar de sentir, ser una máquina que sólo actúa, entonces bebo y tomo pastillas, me intoxico y estoy enfermo mental, aunque Foucault dijera que eso no es enfermedad.


Volví a pensar weas, mi mente es un fantasma, volví a sentirme mal, con los mismos deseos que despierto cada noche de prender el computador y encontrar una solución a mis males. Quizás por eso es tan bueno que me vaya y asegurarme que mi solución no está en éste lugar, saber que lo conocido no es la solución.


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