Una cosa se amarra a la siguiente y ésta a la siguiente. Y una mala idea es una mala nota, y eso es rabia, y después se vuelve pena, y entonces suena Azúcar al café.
Comienza como siempre comienza y siempre se vuelve especial y me acuerdo de algunos momentos importantes en que la viví. La primera vez que la escuché con atención fue en mi pieza hace unos 3 o 4 inviernos. cuando comencé a fumar, y encendía una vela y me sentía como en otro lugar. Y ahora que estoy en otro lugar me siento tan acá como siempre. Otro recuerdo y no se si el segundo. En una presentación que dió junto a la banda Cuarto de Trébol, donde se limitó a escucharla y beber café. Otra vez en la presentación del Tempera, fecha que fui con mi amiga Natalia. Creo que la última vez antes de ésta fue en la casa de Daniela, en los últimos días que estuvimos juntos antes de venirme. Se horneaban empanadas y la canción me hizo pensar en mil cosas a la vez.
Ahora la escucho y pienso que todo puede ser como esa canción. Sobretodo la última estrofa en que es una especie de desenlace de algo que nunca sucede. "Antes de acostarme y soñar después contigo, escribo esta carta y tomo un café y en su espuma gira lo que no alcancé a decirte muy bien".
Lo interesante es la belleza que le da Manuel Garcia. parece ser un tipo tan bueno, que la belleza suena mejor en su música. Una voz que queda perfecta para su guitarra.
Me siento un poco mal y un poco triste. Soy un emobloguero. que describe lo que siente. Quiero que me quieran y no tengo nada a cambio. Quiero dejarle flores a Sábato, quiero hacer música bonita, quiero que me vaya bien, que todo tenga un sentido, quiero no arrepentirme.
Me da miedo, pena y rabia
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