Me desperté con la amenaza de la cuenta regresiva de la biología
La fiebre y su maravillosa imaginación personificó los monstruos, surgieron personajes con capas, con apariencias de fuerzas de represión, no me acuerdo de nada, sólo la sensación de un gran villano presionando el botón para que la amenaza de la vida, en un conteo del treinta al cero, se acabe.
Hace unos 5 años lo había decidido pero por esto o aquello lo postergaba, sin embargo este año, con 36 inviernos, sin certezas pero con ideas sobre mi destino, decidí que al fin, sin pensarlo más lo haría.
Como decía, ese día me amputaron las webas. No de esa manera, no tan literal, pero las dejaron inservibles, testículos decorativos como esferas brillantes de árbol de pascua, como dos aritos perla para más elegancia, ahí cuelgan arrugados e inútiles, marcados con un marche, tapando la costurita y un nudo de hilo negro. Te digo que lo había querido tanto tiempo. Como se entenderá a los 36 para no ser padre se debe hacer muchas cosas, disfrutar del sexo con esa barrera látex o bien, con la pareja siendo bombardeada de hormonas o bien, absteniéndose o bien, y lo digo con vergüenza, asumiendo la consecuencia de un embarazo no deseado y acompañando a la mujer en el momento de tomar esas pastillas que hace apretar los músculos del vientre hasta aplastar el feto, reduciéndolo a carne molida. Un espectáculo del trauma y dolor en que el hombre, ahí inútil, observa limitándose a limpiar el vomito que va dejando la pobre.
La decisión finalmente me libera a mi y mis compañeras. No más hormonas, no más condón en una relación fija. No más miedos a fin de mes. No más compra de misotrol a seres tránsfugos que te esperan en la boletería del metro y te dicen, para que se sienta seguro, observe la fecha de vencimiento, esto es todo legal. Precisamente con esa frase uno sabe que todo es ilegal y que el acto podría un testigo denunciarlo y podría también ser falso, como una mejicana en terminología médica.
Cuando el médico terminó la operación me dijo. Al tercer día retiras los parches, te lavas con suero, evitas tener actividad física y sexual por una semana. Cuando hayan pasado 3 meses debes venir para realizar un espermiograma que nos dirá si aún sigues produciendo espermios, entenderás que en los conductos sigue habiendo vida y de acá a 3 meses debes cuidarte como si esta operación no existiese.
Pero que fraude, se suponía que a la semana ya debería estar festejando, en fin. El fraude tiene sentido, cuando se apaga el calefón, por un rato sigue saliendo agua caliente. El tema es que al llegar a mi casa, con el dolor y cansancio, puse la serie watchmen, vi un capítulo y me dormí con imágenes de héroes y villanos.
Como decía, en el delirio de fiebre surgieron monstruos, gente que volaba, golpes y explosiones. Desperté y la pesadilla continuaba y la amenaza de los 3 meses con espermios vivos se convirtió en la esperanza de los 3 meses de espermios vivos.
Sólo tengo 3 meses antes que finalmente, toda la vida que puedo crear se extinga definitivamente de la faz de la galaxia.
Una cuenta regresiva hacia la desaparición total en los libros de la historia. Desapareceré en el recuerdo importante de una hija o hijo que aprendió a comer, o recuerda un viaje a la playa o los primeros pedaleos en bicicleta. Nunca más seré el protagonista en la vida de un niño. No podré entrar nunca a un parto y registrarlo en un video que nunca nadie verá. No tomaré en brazos a un niño mientras un cura lo rocía con agua sucia. No veré a mi hijo entrar llorando el primer día de colegio, no aconsejaré a mi hija cuando sufra porque sus compañeros se burlan o la golpean. No podré castigar a mis propios hijos, no veré como a mi hija la cosifican por ser mujer y mi hijo se encierra con sus amigas que luego saldrán llorando, no tendré a quién contarles mis experiencias inútiles. Igual que la escena de coco en que un muerto, al ser olvidado desaparecía para siempre y de muerto, en el túnel de luces led no tendré ningún hijo a quién esperar. No tendré nadie que sueñe conmigo, no me presentaré como fantasma a nadie a decir que debe estar tranquilo.
Día 3 desde la intervención, me quedan 2 meses, 3 semanas y 4 días. No quiero ser padre, pero es ahora o nunca.
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