Por las noches extraño Chile. Se me vienen los olores de primavera de otras noches caminando por Av Macul o alguna calle bonita de Ñuñoa, me vienen los deseos de estar en los espacios abiertos de Alameda, con el miedo del asalto, con el sabor de la sopaipa, con el calor abrazador del transantiago. Chile y Santiago especialmente es una mierda desde el punto que se le mire. Es el país más fascista que pueda imaginar, el estado con los pacos y la televisión hacen de toda la población un miedo gigante, pero es ese control el que desata el caos, y aunque lo deteste, termino amando a Santiago. Odio todo lo que se ha programado y hecho, pero amo todo lo que no se ha pensado y ha resultado. Amo los colores, los olores, los chistes.
Aveces por las noches me angustia pensar que estoy tan lejos de casa, que hay una cordillera inmensa que esconde el sitio donde me hice.
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