Estar en una sala de profesores es como viajar al infierno
donde los niños importan no valen más que como cantidad
donde se adora la poda de los arboles
donde castigar es un pasatiempo
donde todos anhelan más poder no solo para castigar al niño, sino también a las madres, padres, barrio, condición sociocultural
la culpa siempre es del inocente y da un placer volver a culparlo
la competencia es un placer
el deseo que se maten entre ellos vale más que castigar
la autorregulación del educando es útil, porque es dejar una voz propia en cada uno
La huella de un profesor es infinita, nunca se sabe cuando se detendrá
decía un tazón que me regalaron
y me duele la cantidad de heridos que vamos dejando
asesinos criminales a sueldo